Fisioterapia con ondas de choque

Las ondas de choque como tratamiento dentro de la fisioterapia (onda radial extracorpórea) es un método novedoso para patologías del sistema musculoesquelético.

Las ondas de choque son un método no-invasivo, seguro y muy eficaz, ya que no necesita ser ecoguiada. El tipo de ondas de choque que usamos en fisioterapia se caracteriza por un fuerte aumento de presión (2-2’5 bares) durante un corto periodo de tiempo (1500–2500 impulsos) y con una alta velocidad de impulsos (3–11 Hz).

¿Qué efectos produce en el organismo?

  • Estimulan los receptores del tejido, de manera que los nociceptores ya no pueden producir ningún potencial generador de dolor. De esta manera se produce un bloqueo a nivel del Sistema Nervioso Central (SNC) de dichos receptores por hiperestimulación mecánica. 

  • Además, mediante las ondas de choque, el medio ambiente químico de las células es sustituido por radicales libres que producen sustancias inhibidoras de dolor, aumentando la respuesta del organismo a la inflamación.

  • Aumentan el metabolismo en la zona de aplicación, mejorando así la producción de factores de crecimiento y síntesis proteica que estimula la síntesis de colágeno y la remodelación del tejido.

  • Tiene una acción mecánica desfibrosante que disminuye la tensión muscular; dado esto, acelera el proceso curativo mediante la creación de una nueva vascularización en la zona tratada. 

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¿Cómo aplicarlas?

La frecuencia entre las sesiones de las ondas de choque oscila entre 7 y 10 días con respecto a la sesión anterior, con una media de 1 sesión semanal y un total de entre 3-5 sesiones.

No se aplican de manera aislada, deben combinarse con tratamientos convencionales de fisioterapia para restaurar la función del tejido y optimizar así la respuesta al tratamiento.

Patologías indicadas

Las ondas de choque son efectivas en el tratamiento de patologías crónicas de tendón y procesos calcificantes; por lo tanto, son ideales dentro del plan terapéutico de patologías como:

  • Fascititis plantar
  • Tendinopatias (Aquiles, rotuliano, tendón Isquiotibial)
  • Periostitis tibial 
  • Trocanteritis
  • Epicondilitis
  • Tendinitis cronicas o calcificación del manguito rotador
  • Artrosis
  • Espasticidad generada por parálisis cerebral y hemiplejía (en la parálisis generada por la lesión medular no se ha visto que funcionen de momento).

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